Por Andrés A. Solis*
Este jueves se cumplen 40 años del asesinato del periodista Manuel Buendía Téllez Girón.
Hace unos días el veterano reportero Rogelio Hernández López comentaba en redes socio digitales que este año nadie había convocado a la cita de cada año para recordar al maestro Buendía en lo que queda de la Plaza Zarco en el centro de la Ciudad de México.
Honrar la memoria del periodista michoacano se convirtió en un ritual al que nadie convocó originalmente, fue una manifestación orgánica.
Desde el 30 de mayo de 1985, en forma ininterrumpida las y los periodistas acuden a la Plaza Zarco, en la esquina de Paseo de la Reforma y Avenida Hidalgo a exigir justicia y reclamar seguridad para el libre ejercicio del periodismo.
Sólo la pandemia por Covid-19 impidió el encuentro presencial en 2020, pero se sustituyó con un foro virtual.
Sin embargo, las y los propios periodistas reconocen desde hace un tiempo, que cada vez son menos quienes acuden a recordar a Buendía. Dicen los veteranos que quizá los iniciadores de esta conmemoración han envejecido y muchos ya fallecieron.
Lo otro es que las nuevas generaciones de periodistas no se identifican con la obra de Buendía Téllez Girón y quizá una buena cantidad ni siquiera sepa quién es.
Hace unos días la historiadora Vanessa Freije decía en una entrevista que el asesinato de Manuel Buendía representó un punto de quiebre en el periodismo mexicano, porque mostró que nadie estaba exento de ser víctima de la violencia del poder y del crimen organizado.
No es la primera en decirlo. Decenas de periodistas lo han repetido a lo largo de cuatro décadas, especialmente en las últimas dos, en las que la escalada de violencia contra el periodismo ha cobrado al menos 130 vidas.
Una violencia alimentada irresponsablemente desde el poder presidencial que todos los días ofende, agrede y descalifica a cualquier periodista, pero que poco hace por dar garantías para el libre ejercicio profesional del periodismo.
Un gobierno que poco a poco y de manera silenciosa ha contribuido al desmantelamiento del de por sí, poco eficiente Mecanismo de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas de la Secretaría de Gobernación, donde hoy despacha la que fuera titular del mecanismo de protección de la Ciudad de México durante el gobierno de Claudia Sheinbaum y que se caracterizó por su falta de conocimiento del tema.
Un gobierno cuyo grupo político ha sido cómplice de las agresiones que cometen contra de medios y periodistas, sus gobernadores y gobernadoras, presidentes y presidentas municipales, congresistas locales y federales.
Este mismo grupo político que prometió, en voz de Ricardo Monreal Ávila, ex presidente del Senado, apoyar la propuesta que presentaron periodistas de declarar el 30 de mayo como el Día Nacional de las y los Periodistas, en memoria de Manuel Buendía.
P.D. Tener una opinión es un derecho humano, pero hoy más que nunca es mentalmente sano tener silenciados TODOS los grupos de mensajería y alertas de plataformas socio digitales.