Por Celita Alamilla Padrón*
María Elena Chapa Hernández, a quien las amigas llamamos cariñosamente “La Chapa”, el 8 de marzo próximo será homenajeada en el Senado de la República con la medalla Elvia Carrillo Puerto. Ante este muy merecido reconocimiento no puedo menos que hablar de ella en todo lo que vale y hasta donde me alcance este papel.
Esta presea se entrega cada año desde marzo del 2013. Se creó para reconocer y premiar a las mujeres que hayan incidido y destacado en la lucha social, cultural, política y económica en favor de los derechos humanos de las mujeres y de la igualdad de género. Y esa mujer, es hoy por hoy, nuestra María Elena Chapa, la primera neolonesa, regiomontana de cepa nacida en Dr. González, a quien se le entrega tal merecimiento, y que no se desarraiga, aquí está y aquí la vemos.
Una luchadora que, como Elvia Carrillo Puerto, con gran temple, firmeza y tenacidad, además de su simpatía y capacidad incluyente, no ha cejado en sus desafíos por el reconocimiento de la igualdad sustantiva de las mujeres. Desde las diferentes trincheras políticas que ha ocupado y que le ha tocado vivir, a nivel nacional e internacional su propósito siempre ha sido el mismo, luchar por condiciones de igualdad en favor de esa población que representa más de la mitad del mundo, pero todavía en condiciones precarias frente a sus necesidades.
Conocí a “La Chapa” desde hace más de veintitantos años, cuando impartía clases en maestría en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL donde fui su alumna. Tal vez ella no me recuerde de esa época, pero desde ahí no la solté.
Siempre sencilla y accesible, siendo Senadora de la República, como gusta de nombrarse con gran respeto y dignidad por el puesto, nunca perdió el encanto. Igual asistía a mis clases en el Tec a platicar con mis alumnos, sin falsas posturas, guaruras ni oropeles; siempre puntual y simpática, se los echaba a la bolsa dejándoles grandes experiencias de su desempeño.
La política es un camino que recorrió a lo largo de varias décadas, y como diputada en el congreso federal, donde mucho aprendí de su experiencia; además de las travesuras que compartimos para sacar adelante, por ejemplo, la ley que dio lugar a la creación del Instituto Nacional de las Mujeres. Donde también establecimos las bases para los presupuestos en favor de las mujeres en cada una de las secretarías del gobierno federal, en jornadas incansables de trabajo. Ahí aprendí mucho de lo que hoy conozco sobre el tema. Gracias Chapa.
En el congreso local, cuando todavía se confundía el género con un pedazo de tela, se mantuvo firme en favor de las mejores causas por las mujeres. Si hoy existe la paridad constitucional, mucho se le debe a María Elena Chapa. Siendo leal a sus principios partidarios, esto no la ha limitado para tener la mirada amplia e incluyente en favor de todas las mujeres de todos los colores, incluso de enfrentar a sus correligionarios en esta defensa.
Estudiosa y experta reconocida internacionalmente por sus intervenciones en las diferentes convenciones internacionales donde se definieron, y se definen, políticas con el sello “Chapa”, destaca el haber sido Presidenta Fundadora del International Women´s Forum (IWF), Capítulo México, vigente y en funciones.
Con todo y esto, es lamentable que en este Nuevo León de hoy, teniéndola en casa, el gobierno actual la haya relegado del Instituto Estatal de las Mujeres, hoy descabezado, al no aceptar una impuesta ideología independiente que se atrevió a rechazar, fiel a sus principios partidarios. Y en este Nuevo León de feminicidios y alerta de género, que requiere de sus conocimientos y buenos oficios, María Elena Chapa ya no está. Por esto y mucho más, es un orgullo saber de este reconocimiento tan merecido a una neolonesa valiente y de convicciones a toda prueba en favor de las mujeres de México.
*La autora fue Catedrática del Tec de Monterrey, Diputada Federal, funcionaria en el INMujeres y consejera en el IEMNL.
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