Rompiendo el Mito
Por Deyra Guerrero
En charlas informales siempre surge tarde o temprano la conversación donde la mayoría coloca a los varones como una especie animal que se mueve por sus deseos sexuales y eso “los excusa” para ser promiscuos, aunque tengan pareja.
Se trata de un mito en la sociedad patriarcal, aclaró José Alonso Peña, psicólogo y docente del programa de Psicología del Politécnico Grancolombiano en Medellín, en entrevista para los medios de comunicación de su país.
“Es importante entender que todas estas preguntas provienen de una cultura que tiende a separar los roles, las reacciones y los estereotipos entre los sexos. Esto genera una polarización entre las dinámicas de lo masculino y lo femenino, sin preguntarse por la inclusión”, explicó el especialista.
“Todas y cada una de estas preguntas responden a mitos que provienen de dinámicas sexistas en nuestra cultura. Y es nuestra responsabilidad, como actores sociales, profesionales de la salud mental y comunicadores, aportar al rompimiento de todos estos mitos culturales y sexistas que pueden impactar fuertemente las relaciones interpersonales en todos los ámbitos de interacción de los seres humanos”.
Piensan más en sexo, pero también en comer y dormir
Un estudio realizado por Fisher, Moore y Pittenger de la Universidad Estatal de Ohio, realizado en el año 2012, reveló que efectivamente, los hombres podrían pensar más en sexo (19 veces al día frente a 10 de las mujeres).
No obstante, los varones también tenían más pensamientos sobre la comida y el sueño, lo que sugiere que quizá ellos son más propensos a tener impulsos placenteros de manera general.
La hipótesis del trabajo científico fue que la obsesión erótica está bien vista en muchas culturas (como la de México) y las personas que más fantasean con el sexo alardean de ello- en este caso los hombres-, pero lo anterior no tiene una relación directa con una intensa vida sexual, sino que solo repasan más el erotismo mentalmente y lo socializan de forma más frecuente.
¿Infieles por naturaleza?
El psicólogo, José Alonso Peña, detalla que, si bien los mamíferos casi en su totalidad son polígamos, la especie humana, gracias a la generación de crías altamente inmaduras en su nacimiento, ha privilegiado la monogamia como estrategia de crianza más efectiva, lo que hace que empiecen a existir mecanismos culturales que potencien la monogamia como una estrategia válida.
Así, no todos los hombres son infieles, ya que dependerá de su individualidad y emocional, los patrones de relación aprendidos en su historia de vida y los diferentes contextos en los que se desarrolle.
En conclusión, el nivel de promiscuidad de un hombre, al igual que el de cualquier persona, será una decisión personal, según su ideología, valores, moral y otros factores.