Qué sabemos sobre las causas de los sismos en Nuevo León

El actual sistema de producción, lejos de disminuir el consumo de estos combustibles fósiles, ha incrementado su demanda.

Esta mayor demanda de combustibles ha sido posible por el avance de la tecnología que ha permitido que la industria del petróleo logre acceder a mayores profundidades en el subsuelo, alcanzando formaciones geológicas donde existe una capa de piedra llamada lutita que contiene hidrocarburos atrapados en los poros de la roca.

La única forma de extraer estos hidrocarburos almacenados en muy pequeñas porciones en la roca de lutitas es a través del fracking.

El fracking consiste en la perforación de un pozo vertical hasta alcanzar la formación que contiene el gas o petróleo. Después, se perfora horizontalmente en la lutita pudiendo extenderse por varios kilómetros, y se fractura la roca con la inyección de una mezcla de agua, arena y sustancias químicas a elevada presión que fuerza el flujo y salida de parte de los hidrocarburos de los poros.

Este flujo disminuye en poco tiempo, por lo que resulta necesario perforar nuevos pozos para mantener la producción de los yacimientos. Por este motivo, el fracking conlleva la ocupación de vastas extensiones de territorio para perforar cientos de pozos.

Además de ser usado para la extracción de los hidrocarburos en “yacimientos no convencionales” de lutitas (shale en inglés), esta técnica también ha sido usada para la exploración y extracción de gas y petróleo disperso en los llamados “yacimientos convencionales” para estimular la producción en declive de estos yacimientos.

Según la Alianza Mexicana contra el Fracking, esta actividad puede provocar la disminución de disponibilidad del agua, la contaminación de fuentes de agua, emisión de gases y su contribución al calentamiento global, sismos antropogénicos y el deterioro de la infraestructura carretera por el impacto de los múltiples viajes diarios por pozo de camiones de gran tonelaje.

Si bien todos estos efectos son visibles en el estado de Nuevo León, las causas de estas problemáticas son multifactoriales y no exclusivas de la fracturación hidráulica.

En 2017, la organización de la sociedad civil FUNDAR reportó que la entidad es una de las principales provincias petroleras en las que se detectaron posibles hidrocarburos de lutita.

Pero en 2025, Alejandra Jiménez, vocera de la Alianza Mexicana contra el Fracking, aclaró que, aunque existen estudios que relacionan esta técnica con los sismos, Nuevo León solo se quedó en la etapa de exploración allá por el 2017.

En relación con la posible práctica del fracking, los últimos datos reportados por ABC Noticias en 2023 dan cuenta que en Nuevo León hay al menos 1,284 pozos con potencial de explotación no convencional.

Hasta el momento, la evidencia indica que el fracking no es la causa directa de los terremotos, pero la inyección de fluidos sí puede actuar como un desencadenante, especialmente en áreas con fallas geológicas preexistentes.

Lo que sí ha confirmado la información generada por las estaciones sismológicas y otros análisis de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UANL, es que en el estado de Nuevo León hay sismicidad de carácter tectónico inducida por cambios drásticos en el llenado de los niveles de presas.