- A pesar de encontrarse instrumentados al menos nueve programas de reciclaje urbano, en Nuevo León, estas acciones no son una realidad, sino que se trata de una necesidad que al día de hoy, se encuentra estancada.
Por
En nueve municipios urbanos, así como a nivel estatal, se instrumentan programas “engañosos” de reciclaje.
Existe un contraste entre los indicadores oficiales, que revelan una cobertura limitada y estancada, y un discurso oficial idealista y optimista.
Solo el 6 por ciento de quienes habitan el territorio urbanizado cuentan con la posibilidad de reciclar, de acuerdo con los datos presentados por la organización Cómo Vamos Nuevo León, en mayo de 2025, durante la entrega del diagnóstico de la evaluación ‘Alcalde Cómo Vamos 2024-2027′. La disparidad en los resultados por municipios deja ver la falta de consenso en las acciones.
En San Pedro, San Nicolás y Monterrey, el territorio urbanizado con posibilidad de reciclar es de 25, 19 y 16 por ciento, respectivamente. Luego, se observa un descalabro, pues en Apodaca y en Guadalupe, el indicador es apenas del 1 por ciento; en Santa Catarina y Escobedo apenas alcanzan registro con 0.6 y 0.5 por ciento, respectivamente, y, finalmente, a los municipios de García y Juárez les acompaña un contundente 0 por ciento.
Además, el Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Demarcaciones Territoriales de la Ciudad de México 2023, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en donde se informa que la cantidad promedio diaria de residuos recolectados de manera selectiva es de 854 kilogramos, siendo solo un municipio a quien se le atribuye esta cifra: San Pedro. Todos los demás marcan cero.
A esto se le suma la Ley de Economía Circular para el estado de Nuevo León, que permanece en el congelador de las iniciativas del Poder Legislativo local y con ello la autorregulación de los productores.
Todo ello se ve reflejado en la existencia de tiraderos clandestinos de residuos sólidos en calles, ríos y arroyos de la metrópoli. En lo que va del año, el Centro de Integración Ciudadana (CIC) documentó 355 reportes ciudadanos al respecto.
Reciclaje: mucho ruido y pocas nueces
El discurso oficial es idealista respecto a promesas y optimista con los pocos resultados. El 22 de octubre del año pasado, el Gobierno del estado dijo haber celebrado un acuerdo con el gobierno de Francia para promover la economía circular.
A dicha reunión fueron invitados el cónsul general de Francia en Monterrey, Guillaume Pierre, además de Jocelyn Blériot, director de la Fundación Ellen MacArthur, quienes compartieron experiencias y conocimiento con la Secretaría de Medio Ambiente.
Sin embargo, la narrativa que la dependencia dio a la reunión fue un boletín de prensa que anunció un convenio de colaboración hasta ahora no cristalizado y ya empolvado en el registro.
En los municipios, actividades como las brigadas de limpieza en arroyos y ríos son las acciones de economía circular que los alcaldes reportan a la ciudadanía a través de redes sociales. Estas acciones no ofrecen una solución integral debido a que no son frecuentes y no cuentan con la implementación de medidas preventivas: nuevos residuos llegan al cuerpo de agua.
Economía lineal
Mientras, en las comunidades de la metrópoli regia, hay casos en los que la ciudadanía busca, por sus propios medios, dar solución al manejo de sus residuos sólidos con el objetivo de que estos no sean confinados.
Por ejemplo, la organización intervecinal “Vecinos Sustentables Metropolitanos”, que gestionó por sus propios medios centros de acopio, en los que al día de hoy ya cuentan con una respuesta de gobierno, recurrió primero a otras organizaciones civiles y de emprendimiento como Alianza Anticáncer Infantil y Bodega Cero, respectivamente.
Karla González, emprendedora de Bodega Cero, catedrática de Sistemas Ambientales en el Tec de Monterrey e integrante de Comité Ecológico Integral (CEI), contó que no es de sorprender que sean los vecinos quienes manifiesten la iniciativa antes de las administraciones públicas.
González argumenta que esta situación se debe a que la responsabilidad de los municipios a menudo acaba con campañas, lo que resulta en estrategias fallidas de economía circular que se encubren con greenwashing, ya sea intencionado o por falta de conocimiento, siendo lo segundo la solución a seguir: el honesto involucramiento de funcionarios en la economía circular, como materia, modelo conceptual e incluso estilo de vida.
“Yo creo que a nivel metropolitano totalmente, es una obligación que estén al tanto de qué ha funcionado en otras ciudades, ya que esto no es inventar el hilo negro. No es responsabilidad de los gobiernos innovar una idea; es responsabilidad de los gobiernos atender el problema sistémico de manera estratégica, reconociendo las limitantes que pueden tener”, apunta la experta en economía circular.
Karla González no es la única en proponer el involucramiento como solución; quienes también apuntan en la misma dirección son el Fondo Mundial para la Naturaleza y la Organización de Economía Circular (ambas conocidas también por sus siglas en inglés como WWF y WRAP, respectivamente).
La primera organización insiste en que las decisiones que tomen los gobernantes deben estar basadas en la ciencia, y la segunda en promover la práctica de separación de residuos, no solo en los consumidores finales, sino en la metodología del servicio de recolección que dan los ayuntamientos.
Reportaje realizado para Reporte Índigo / Imagen de portada: Reporte Índigo