ÁGORA
Por Jimena Escalante Díaz del Campo*
Asegurar la igualdad de género es uno de los objetivos de la planeación estratégica de Nuevo León. Por medio de los datos de la encuesta Así Vamos 2021, identificamos dos grandes retos a resolver si queremos lograr esa igualdad, su compromiso con ello se verá reflejado en la inclusión de políticas de este tipo:
El primero es el reconocimiento y la redistribución del trabajo no remunerado. El trabajo no pagado de labores del hogar y cuidado de personas en Nuevo León es inequitativo entre hombres y mujeres. Las mujeres que tienen un trabajo remunerado laboran en promedio, ocho horas al día.
Sin embargo, en casa, dedican 6.1 horas a labores del hogar y de cuidados no remunerados. Los hombres destinan 8.8 al trabajo remunerado y 3.1 horas a labores domésticas y de cuidado de personas.
Es importante destacar que casi el 20 % de los hombres no dedican ni una hora a las labores domésticas. Las mujeres que no están en el mercado laboral dedican en promedio 8.2 horas al trabajo no remunerado.
Estas labores históricamente han sido asignadas a las mujeres y se les ha considerado de menor valor, por no estar calculadas dentro las actividades macroeconómicas. Sin embargo, sin este trabajo, otras personas en el hogar no podrían estar económicamente activas, porque son labores que cubren las necesidades básicas.
La alta carga del trabajo no remunerado para las mujeres puede significar un impedimento para tener un trabajo remunerado, o uno de tiempo completo, no poder acumular una pensión para su vejez, no acceder a los beneficios de un empleo formal y/o depender económicamente de los ingresos de su pareja o familia.
La dependencia económica ha sido declarada por muchas especialistas como una condicionante que la coloca en una situación de gran vulnerabilidad. Por lo que parte de construir su autonomía, acrecentar su capacidad de toma de decisiones sobre su vida y participar en igualdad de condiciones a los hombres es que ella pueda generar sus propios ingresos.
Este problema, señalan especialistas, se podría ver más exponenciado ante la eliminación del programa de escuelas de tiempo completo. Es crítico que el Gobierno invierta en políticas públicas que aminoren esta carga.
Entre las soluciones propuestas por expertas está la accesibilidad de guarderías, centros donde puedan estar personas con discapacidad o adultos mayores en dónde se les brinde todo lo que necesitan, para que estas labores no recaigan sólo en las mujeres sino se comparta con el Estado.
En este caso, la iniciativa privada también puede colaborar en realizar diagnósticos internos, colaborar en la construcción de infraestructura, en implementación de licencia de paternidad, flexibilidad en horarios para hombres y mujeres.
Además, promover las paternidades responsables, que cuidan; programas que busquen construir masculinidades cuidadoras, socializar que la responsabilidad de los cuidados es algo compartido.[1]
El segundo es que en el diseño y mejoramiento de nuestras ciudades se considere la experiencia de las mujeres, que son la mitad de la población.
Pensar en la movilidad no motorizada, es también pensar en las mujeres, quienes de acuerdo a la encuesta Así Vamos 2021, se mueven en segundo lugar caminando, después del auto. Aunque, antes de la pandemia, era su principal medio de traslado (encuesta Así Vamos, 2019).
Miles de mujeres caminan en banquetas en malas condiciones, 89.2 % considera que las banquetas están llenas de obstáculos, más del 80 % considera que las banquetas no son amplias para mover carriolas o sillas de ruedas y tampoco permitan el desplazamiento de personas con discapacidad de cualquier tipo, 76.5 % que están dañadas, 51.7 % que el alumbrado no es adecuado para desplazarse en la noche.
Realizar ejercicios participativos para el diseño e implementación de planes urbanísticos en el que se asegure la incorporación de la perspectiva de las mujeres en todas sus facetas. Destinar presupuesto en banquetas anchas sin daños, arbolado para cubrir del sol, cruces seguros, rampas, alumbrado para las banquetas y no solo para la vialidad, programas que eliminen todos los obstáculos en ellas, traería grandes beneficios a las mujeres.
[1] Recomendaciones de Iza Siller, Mariana Gabarrot y Paulina Millán académicas expertas en temas de género.
*Abogada por el Tecnológico de Monterrey y certificada en Ordenación del Territorio, Urbanismo y Medio Ambiente por la Universidad de Málaga. Ha sido líder del proyecto de Sociedad Sin Corrupción en Consejo Cívico y actualmente es líder de Investigación Aplicada en Cómo Vamos, Nuevo León.
