Por Cesia Escobar*
“En el extranjero estamos muy bien”
Esa fue una de las frases que más resonó en mí durante la intervención del gobernador Samuel García en el evento Gobernador ¿Cómo Vamos?, donde se presentaron los resultados de la segunda evaluación a la administración estatal[1]. Los detalles y calificaciones completas pueden consultarse en el sitio de Cómo Vamos Nuevo León https://comovamosnl.org/evaluacion/gobernador/.
En esta ocasión, más que profundizar en calificaciones, indicadores y metodologías, quiero compartir mis reflexiones sobre las narrativas que priorizamos en el Estado cuando hablamos de realidades.
Al observar y escuchar las luchas y resistencias de diferentes sectores, que se manifiestan como contrapropuesta a decisiones políticas, es evidente que, junto a la información que presentan las autoridades, también existen otras historias, realidades y necesidades que no debemos ignorar.
Me quedo pensando ¿Estamos todxs viendo y reconociendo el mismo Nuevo León? No voy a negar el trabajo y esfuerzo del gobierno del Estado ni los avances alcanzados en los primeros años de gobierno, reflejados en el cumplimiento de metas e indicadores. Por ejemplo, esta segunda evaluación destaca logros importantes en áreas como salud, educación y finanzas.
Sin embargo, considero limitante que, en el contexto estatal actual, una narrativa central y detonante de conversaciones sea resaltar cómo nos perciben desde otros lugares. Mientras quienes habitamos la ciudad o la periferia enfrentamos múltiples problemáticas interconectadas que convierten cada día en un reto que impacta nuestra calidad de vida.
También reflexiono sobre el esfuerzo de las autoridades por justificar sus calificaciones en ejes como desarrollo urbano, movilidad y medio ambiente, en lugar de aprovechar el espacio y la audiencia para aclarar dudas urgentes. Por ejemplo, las relacionadas con el aumento de las tarifas al transporte público, el proyecto de viaducto en Morones Prieto, o las acciones concretas del gobierno ante la mala calidad del aire, que afecta a la población casi todos los días.
Hay realidades que no se pueden ignorar ni esconder. Deben abordarse con escucha activa, reflexión, análisis colectivo y multidisciplinario y, ¿por qué no?, con humildad para reconocer áreas de oportunidad, aceptar desaciertos, mejorar la comunicación y establecer mecanismos estratégicos que generen confianza y tranquilidad en la población.
Hay muchos avances en el Estado, ya lo dijo el Gobernador, en inversión, en generación de empleo, y en seguridad, por mencionar algunas áreas. Sin embargo, hay otras que parecen no avanzar.
Es necesario visibilizar estos retos y atenderlos integralmente. No desde la narrativa de -es el resultado de nuestro éxito- o desde -porque vienen personas foráneas a vivir a Nuevo León-, sino desde el reconocimiento de problemáticas estructurales que están profundamente conectadas con otros temas como vivienda, desigualdad, violencia, etc., y que no han sido atendidas desde sus causas por las administraciones y las autoridades (de diferentes niveles, partidos o ideologías políticas); tampoco se han abordado desde el reconocimiento de deudas históricas con poblaciones en situación de vulnerabilidad; ni con consciencia de clase que permita tomar decisiones desde el conocimiento y entendimiento de realidades ajenas a las poblaciones privilegiadas.
¿El Estado va bien? No puedo responder de manera definitiva. La respuesta depende del enfoque con el que se analice: puede afirmarse o negarse desde una perspectiva técnica, pero también desde la realidad cotidiana de quienes lo habitan. Y esa diferencia abre la puerta a muchas más reflexiones.
[1] La plataforma Cómo Vamos Nuevo León analiza y evalúa 50 indicadores, divididos en 9 ejes temáticos (Seguridad, Salud, Educación, Medio Ambiente, Desarrollo Urbano y Movilidad, Finanzas y Economía). Para este año el promedio general de esta evaluación le otorgó al gobierno estatal una calificación de 7.1, una leve mejoría en comparación con la calificación obtenida en 2023.
