Ladrando Claro
Por Pablo Pérez*
Antes que nada, quiero dejar de lado las quemadísimas frases: “Estamos ante una elección histórica” o aún peor: “Estas serán las elecciones más grandes de la historia”.
Todas las elecciones son las más grandes porque el padrón electoral, el presupuesto y el esfuerzo siempre es mayor que las elecciones del pasado, y todas las elecciones son históricas, hasta las que estaban ya cantadas como la de López Portillo porque definitivamente desembocaron en eventos que aún impactan en nuestra vida actual.
Pero claro que nunca habíamos visto a dos mujeres siendo punteras y definiendo casi desde un año antes de las elecciones que el próximo proceso definirá, muy probablemente, la primera presidenta de México.
Lo que llama la atención es como tanto Claudia Sheinbaum como Xóchitl Gálvez se acercan a estructuras partidistas que van en contra de los principios que dicen defender.
En varias ocasiones Gálvez se posicionó a favor de la salud reproductiva de manera personal e incluso en el Senado, siendo ya legisladora por la bancada de Acción Nacional, en esa ocasión incluso acotó: “Y le agradezco al Partido Acción Nacional que respete mi derecho a disentir”.
Pero esto cambió tras ser elegida como representante y eventual candidata del Frente Amplio por México, al ser cuestionada al respecto suavizó su discurso diciendo: “Encabezo un Frente Amplio donde caben diferentes posturas y seré respetuosa de cada una… Estoy obligada a respetar diferentes visiones”.
Sheinbaum, por su parte, ejerció la jefatura de gobierno de la primera ciudad que despenalizó el aborto (en 2007) e incluso emitió una observación que permitió modificar el límite para la Interrupción Legal del embarazo de 12 a 20 semanas en casos específicos. Recientemente se le vio, junto con varios miembros de la nomenclatura de MORENA, en un acto en el que agradeció la solidaridad del Partido Encuentro Social, un partido que incluso llegó a ser sancionado por el Tribunal Electoral por “Rebasar los límites de la libertad de expresión” al hacer abiertamente campaña en contra de la ILE y la adopción homoparental.
(Porque hay que recordar que la libertad de expresión no incluye los discursos de odio, discriminatorios o que se pronuncian en contra de los derechos).
Así que hoy tenemos dos candidatas que en el camino de sus campañas se han presentado a sí mismas como mujeres que defienden sus principios, hasta que toca asociarse políticamente con alguna organización que esté en contra de los mismos, cuando moderan el discurso o simplemente destierran el tema de su agenda.
Vale la pena citar el ejemplo porque en el panorama electoral se nos presenta una indefinición de proyectos políticos, parece que ambos frentes ponen por encima de todo la pro derecha, como el PAN que comparte candidata con un partido de supuesta izquierda como el PRD para ampliar la posibilidad de captar votos de todos los sectores posibles. Por otro lado, MORENA como partido en el poder, se alía a la extrema derecha religiosa del PES, incluso después de que este perdió el registro nacional.
Los fines políticos son claros, la diversidad en la oposición pretende acabar con la mayoría legislativa que la diversidad desde el oficialismo quiere mantener a toda cosa. Cómo si no hubiéramos visto tras las elecciones, la desbandada de políticos que se deslindan de sus plataformas en cuanto ocupan una curul.
Esto nos trajo en 2018 personajes tan lamentables como el diputado local de Nuevo León, Carlos Leal quien desde su curul se dedicó a difundir discursos de odio sin parar y que claramente sin el apoyo de MORENA nunca habría sido figura política, puesto que al intentar ser candidato independiente en 2021, obtuvo solamente 41 votos.
Sin embargo, se sigue considerando a estas posturas extremistas de gran importancia a la hora de hacer alianzas políticas, sus métricas indicarán sin duda una ventaja estratégica en incluir a este sector en cada fórmula. Ventaja que vale, aparentemente, la asociación con gente que no solo no piensa igual, sino que activamente actúa en contra de los derechos que ambas han respaldado en el pasado.
Los defensores de ambas corrientes políticas afirman que su candidata es la mejor porque es, aparte de mujer, una mujer de principios. Pero lo que este proceso está dejando claro es que las dos le han puesto el precio de unos cuantos votos a esos principios que hasta hace poco decían defender.
