Por Deyra Guerrero
“No sé, pero yo tengo más trabajo cuando hay luna llena”, respondió un ginecólogo a una amiga embarazada cuando ésta lo cuestionó sobre la posible relación entre el satélite natural de la Tierra y el alumbramiento de su hijo.
La creencia de que ambos fenómenos están vinculados ha permanecido por décadas en miles de madres y de parteras, que, basadas en sus experiencias, han pasado este conocimiento popular de generación en generación.
Sin embargo, la influencia de las fases de la luna en los partos no ha sido aceptada por los especialistas. Veamos qué dicen las dos partes.
El agua es la clave
El agua constituye el 65% del peso del cuerpo humano, y, aunque hay partos en todas las fases de la luna, en un porcentaje significativo de los alumbramientos el satélite natural provoca alteraciones. Las más comunes son las siguientes:
-Luna nueva: hay más partos rápidos y sencillos. Los tiempos se acortan y todo fluye con naturalidad. Apenas se tiene que intervenir en el parto.
-Luna creciente: los alumbramientos son casi perfectos, cumplen con todas las fases y la madre puede vivir plenamente cada una de ellas.
-Luna llena: se producen más partos inesperados, algunos prematuros. El cuello del útero de la mujer no está aún preparado y los alumbramientos tienden a ser más lentos y complicados.
-Luna menguante: se registran menos partos y son muy lentos. Los bebés tardan más en nacer y la placenta en salir. Muchos, terminan en cesárea. El alumbramiento es aún más complicado en el último día de luna menguante, un día antes de la luna nueva.
No hay pruebas científicas
La mayoría de los estudios realizados al respecto indican que no se han encontrado evidencias sobre los supuestos efectos de las fases lunares en los partos en humanos.
Dos de las investigaciones más recientes que llegan a esta conclusión son: “Influencia de las fases lunares en el inicio de los partos espontáneos” e “Influencia lunar y barométrica sobre los partos y la rotura espontánea de membranas ovulares”.
No obstante, el segundo reconoce que “posiblemente la causa sea otro factor que debe analizarse y que no ha sido estudiado en el trabajo”.
Uno de los pocos esfuerzos científicos en los que se afirma que sí existe una relación entre la fase de luna llena y el aumento de partos fue publicado en 1989 en la revista Hygia, publicada por Colegio Oficial de Enfermería de Sevilla: “Nacer con la Luna” (Torrejón Rueda, M. Hygia).
Los expertos tomaron como muestra los partos producidos en los años 1987-1988 en el Hospital Virgen de la Macarena, en Sevilla, y en sus resultados aseguran que en fases de luna llena la media anual de alumbramientos en ambos años fue más elevada que en las fases de luna creciente y menguante.
En síntesis, no existe certeza sobre si es verdad o mito la injerencia del satélite natural en los nacimientos, pero, si quieres comprobarlo, aquí puedes consultar el calendario lunar del 2018.