Por Pablo Pérez*
Hemos visto una y otra vez en elecciones como las y los aspirantes a puestos de elección suelen expresar gran preocupación por una causa y presentarse como grandes amigos de una defensora de derechos humanos o del medio ambiente para culpar de todas las crisis a su opositor, mostrar su interés en las problemáticas del pueblo y validarse como grandes activistas con la esperanza de ganar unos cuantos votos indecisos.
Es por eso que el 21 de marzo colectivos de buscadoras y buscadores de todo México anunciaron una Jornada Nacional de Unificación.
Su manera de protegerse y asegurar que su causa no sea explotada por las campañas políticas fue acordar que, con miras a la gran marcha nacional del 10 de Mayo, dejarían en claro y con un solo frente a todas las fuerzas políticas que no se dejarán utilizar.
Por eso es tan extraño que la buscadora que acompañó a una candidata al debate presidencial haya decidido, por iniciativa propia, viajar dos mil kilómetros para hacer una búsqueda en una ciudad que no es la suya y a donde ninguna organización local la invitó, ahí anunció en redes que había encontrado un crematorio clandestino y como es lógico todas sus afirmaciones fueron retomadas por los grandes medios y muchísima gente en redes sociales.
De inmediato esta información liberada en un territorio muy cercano al que gobernó una conocida candidata causó una movilización sin precedentes de autoridades que, de tanto esforzarse por nunca hacer su trabajo, no tenían ni idea de cómo responder a una crisis de esta magnitud.
Incluso llegaron a impedir el paso de las buscadoras y la prensa al sitio para que hicieran esa búsqueda que tantas veces ellas hacen solas o acompañadas de uno o dos solidarios mientras, si acaso, un par de ministeriales asignados esperan en sus vehículos para disfrutar del aire acondicionado.
Mientras Rosa Isela Guzmán, que ha buscado a Luis Ángel en todo Tláhuac, se ahogaba de angustia por no saber si en ese terreno que ha recorrido tantas veces tal vez ahora sí se encontró un rastro de su hijo y se preguntaba por qué esa búsqueda de alguien del otro extremo del país sí tenía todas las cámaras y la atención que las autoridades y los medios no le han dado durante seis años, personajes de las campañas, asesores, ejércitos de bots y ciudadanos de buenas intenciones hacían justo lo que la Jornada Nacional de Unificación trató de evitar, politizar las declaraciones de cada una de las madres y enfrentarlas como si fueran parte integral de una u otra fuerza política.
No sé si de verdad alguna campaña se benefició al final de esta estrategia, especialmente en un contexto en el que el voto duro es mayoría y los indecisos tan pocos. Pero estoy convencido que la causa de las madres buscadoras quedó lastimada permanentemente pues una gran mayoría de los que leen y opinan ya tienen la idea de que hay “buscadoras buenas” que están del lado del partido que apoyan y “buscadoras malas” que están en contra.
Aunque los desaparecidos son de todos y el dolor debe ser nacional, los partidos ya lograron que miles de mexicanos desconfíen de las pocas personas que de verdad están intentando hacer algo al respecto. Una vez más comprobamos que los partidos políticos ensucian todo, pero todo lo que tocan.
Pablo Pérez (@paperjourno) es periodista y productor audiovisual, de niño quería ser parte de la tripulación del Capitán Cousteau. Estudió Ingeniería Bioquímica, es ganador de un Premio Nacional de Periodismo que lo usa como tope de puerta, es contador de historias y muy crítico de narrativas engañosas.