ÁGORA
Por Paola Del Real
A través de la historia las madres trabajadoras se han enfrentado a la doble jornada de atender al espacio doméstico y al espacio laboral (Hall, 2020). Las mujeres se enfrentan a retos importantes en el equilibrio del cuidado de los dependientes (hijos y padres ancianos) y el crecimiento laboral.
La desigualdad de género es uno de los retos más importantes en los derechos humanos en México y en el mundo, lo cual se ha agudizado y visibilizado con los efectos de la pandemia “en las esferas económicas, de salud, de trabajo no remunerado y de cuidados, así como en la violencia de género” (ONU, 2020).
Nuevo León requiere evolucionar del discurso a la acción, los objetivos del Plan Estratégico 2030 incluyen proyectos en cada eje temático. Asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo en todos los niveles de toma de decisiones en la vida política, económica y pública es una de las tácticas de la estrategia contra la violencia de género y representa un elemento pivote para el desarrollo de las demás políticas públicas.
Para el real desarrollo de la paridad, se necesita la intervención de hombres y mujeres en el diseño de políticas públicas, pues solo quienes lo viven en carne propia lo pueden visualizar, describir y resolver.
En el mismo tenor, la representación de mujeres y hombres es fundamental para la búsqueda de la equidad, bajo el ideal de aliarse en el ejercicio de la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, lo que significa un beneficio desde la perspectiva del cuidado del ser humano y de las instituciones, con un incremento en la calidad de vida y en la productividad de las empresas.
El Plan Estratégico contempla reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante servicios públicos y políticas de protección social, que promuevan una responsabilidad compartida en el hogar y la familia entre hombres y mujeres, esto se vislumbra desde las políticas públicas, estudios de género (Lamas, 1986; Friedan, 1963; Valcárcel, 2013), y en la realidad de cada persona que lee este artículo que, al observar su vida personal y profesional, pueda preguntarse sobre la equidad de género cotidiana.
Si se observan estos planteamientos con lentes laborales, se puede pensar en cómo mejorar las políticas empresariales para conservar el talento femenino en el crecimiento en la organización y obtener el incremento productivo al tener a mujeres en consejos directivos (OIT, 2019).
Si se ve con lentes personales, se puede pensar en que como mujer puedas crecer más en la organización, sin tener tan cerca el techo de cristal (Davidson y Cooper, 1992), cómo puedes vivir tu maternidad de manera equilibrada y trabajar al mismo tiempo, cómo tu esposa merece recibir salarios justos o tu hija tenga mejores accesos a un empleo digno y la capacidad de vivir una maternidad y éxito laboral al mismo tiempo, en lugar de tener que elegir uno de los dos, pues la cultura dicta que ambas cosas son incompatibles (Chodorow, 2003; Reid, 2014).
El crecimiento de mujeres y hombres es indispensable para el desarrollo de una economía sana y una sociedad integral.
Una equidad de género que se propone desde una igualdad de oportunidades académicas y laborales, con una repartición de responsabilidades en el cuidado de los dependientes, donde se abran las fronteras y paso a paso se desdibujen los estereotipos, para que la mujer tenga la oportunidad de trabajar y crecer sin culpa y el hombre pueda ejercer su paternidad de manera más integral.
ÁGORA es un espacio de reflexión del Consejo Nuevo León