AGORA
Por Gabriel García Sánchez*
El Plan Estratégico tiene como visión hacer de Nuevo León en 2030 un estado líder con niveles sostenibles de desarrollo económico, social, humano y ambiental, garantizando así el bienestar de todos sus habitantes.
No obstante, a ocho años de su efectiva materialización, es prudente preguntarnos: ¿qué tan cerca estamos de lograrlo? ¿Nos hemos mantenido en un escenario estable que podría propiciarlo? o bien, ¿Nos hemos enfrentado a problemas diversos que lo obstaculizan? Y particularmente, aquellas vicisitudes derivadas de la pandemia por el COVID-19, ¿nos ha alejado de aquella meta? Para responder a todos estos cuestionamientos, no basta con respuestas afirmativas o negativas, es necesario ahondar en el porqué.
A saber, los sistemas de monitoreo y evaluación nos permiten responder a estas interrogantes. Básicamente, se constituyen como el producto de la ejecución de una serie de procesos, procedimientos y prácticas para que el gobierno, el congreso, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales con interés en la actividad pública; cuenten con información basada en evidencia para efectuar un seguimiento de los resultados que se dan en la implementación de las políticas públicas a través del tiempo.
En particular, un sistema de monitoreo y evaluación permite obtener evidencia del avance y resultados, consecuencia de las acciones, los proyectos, y los programas de gobierno. El monitoreo y la evaluación posibilita no solo determinar el logro de sus fines, sino conocer cuáles han sido los retos para cumplirlos.
El monitoreo nos proporciona información acerca de dónde nos encontramos con respecto a una línea base, una política, programa o proyecto en un momento específico, y es primordialmente descriptivo. Por otro lado, la evaluación provee de datos del porqué los resultados se están alcanzando o no, es decir, da cuenta de las relaciones causales.
Así, la información que genera el monitoreo puede plantear preguntas que la evaluación puede intentar responder y la evaluación, por su lado, puede proponer nuevos temas para monitorear. Así mismo, el monitoreo y la evaluación pueden utilizar la misma información, aunque con enfoques distintos.
Los datos generados por el sistema de monitoreo y evaluación son de suma relevancia para la o el tomador de decisiones y resulta esencial en el proceso de mejora continua de la función pública y la planeación estratégica; ya que permite, entre otras cosas, asignar eficientemente los recursos necesarios para la generación de valor público con una adecuada rendición de cuentas.
Por lo tanto, los sistemas de monitoreo y evaluación desempeñan una doble función: primero, contribuyen a fortalecer la gestión pública para cumplir con sus propósitos; segundo, son necesarios para la rendición de cuentas y la transparencia.
El Consejo Nuevo León, busca, precisamente, el desarrollo y fomento de una gestión pública eficiente, eficaz y transparente, mediante la consolidación de su sistema de monitoreo y evaluación a través del análisis anual de los indicadores y la publicación del reporte de monitoreo del Plan Estratégico y la puesta en marcha del Sistema de Evaluación Participativa.
Por ello, nos empeñamos en generar evidencia creíble, sólida y de calidad, con sostenibilidad en el tiempo y en colaboración con los organismos que diseñan y ejecutan políticas públicas, para que hagan uso de la información que les lleve a optimizar las políticas públicas.
Recordemos que de nada sirve proveer evidencia de calidad o tener sistemas de monitoreo sólidos y creíbles o contar con las mejores evaluaciones, si las decisiones no se toman con base en la información del monitoreo o de las recomendaciones de las evaluaciones. Si esto es así, todo esfuerzo realizado será, a la larga, efímero.
ÁGORA es un espacio de reflexión del Consejo Nuevo León