ÁGORA
*Por Roberto Vélez Grajales
Vivimos en una sociedad de baja movilidad social. Los recursos económicos familiares con los que contamos durante nuestra niñez determinan los logros alcanzados en nuestra vida en una buena medida.
La evidencia en nuestro país muestra que usualmente la mitad de los que nacen en el 20% más bajo de la escalera social no logran salir de ahí. Esta realidad es muy distinta a nivel regional. Mientras en el norte esta proporción se reduce al 29%, en el sur es del 65%. Esto es, no tenemos, del todo, control sobre nuestro destino: en dónde nacemos determina en gran parte nuestras oportunidades de logro en la vida.
El nacer en un lugar u otro del país incide en que las personas no tengan acceso a las mismas oportunidades. Esta desventaja se concentra en los estados del sur de México, pero dicha situación puede modificarse.
Los factores asociados con esta dinámica se concentran en las diferencias en crecimiento económico, en la infraestructura social y participación juvenil en el mercado laboral, por lo cual se requiere trazar una ruta de atención donde participen todas las entidades federativas. No se puede obviar esta situación. Se debe reconocer, valorar y buscar las medidas necesarias para resolver la misma.
Entre los factores asociados al resultado de movilidad social de nuestro estudio destacan tres: la tasa de crecimiento del PIB, el grado de hacinamiento en las viviendas y el empleo juvenil. Sin crecimiento económico no se pueden generar nuevas oportunidades económicas.
Contrastemos el caso de Nuevo León y de Chiapas. El primero tuvo un crecimiento promedio del PIB por habitante entre 1980 y 2018 de 1.3 % anual, mientras que la tasa en Chiapas fue negativa (-1.1 %). Mucho menos puede haber movilidad social si las niñas, niños y jóvenes no desarrollan las habilidades que les permitan aprovechar nuevos conocimientos para insertarse y desarrollarse en el mercado laboral de forma exitosa.
La marcada diferencia entre los estados de la república señalada anteriormente queda de manifiesto en un trabajo en el que presentamos un mapa sobre la geografía de la movilidad social en México En un extremo se encuentra Nuevo León, en donde una persona que nace en el escalón 25 de 100 en cuanto a sus recursos familiares de origen logra alcanzar, en promedio, el peldaño 46. En cambio, en Chiapas, una persona que parte de la misma situación pierde posiciones y cae al peldaño 21.
En resumen, dos personas con un accidente de cuna en común, haber nacido en una posición socioeconómica de desventaja, tienen un destino esperado completamente distinto solo por haber nacido en Nuevo León o en Chiapas.
Esto no es un problema de actualidad, se ha gestado a lo largo de la historia. Además, al comparar la situación de México con otros países desarrollados, el resultado es aberrante. Si queremos cambiar esta dinámica se requiere invertir para tener más y mejores oportunidades para todos.
Se requiere de una multiplicidad de esfuerzos: en escuelas, hospitales, carreteras, mercado laboral, entre otras muchas áreas. De no hacerlo, resulta muy complicado imaginar un país sostenible socialmente, en el que las regiones compartan necesidades, intereses y aspiraciones.
ÁGORA es un espacio de reflexión del Consejo Nuevo León

* Roberto Vélez Grajales es economista por la Universidad de las Américas-Puebla, cuenta con una maestría en la misma disciplina por El Colegio de México y es doctor en historia moderna por la Universidad de Oxford. Actualmente es director ejecutivo del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Es autor, coautor y coordinador de diversos libros e investigaciones especialmente de movilidad social, desarrollo humano y antropometría histórica. @robertovelezg

