Participación ciudadana: una institución

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Alianza Cívica

Por Carlos M. López Hernández*

Quizá no resulte una novedad pensar que el interés legítimo por la participación ciudadana por los ciudadanos neoloneses sea poco. Casi siempre lo ha sido ¿Por qué esperar otra cosa?

Eventos recientes, hablo del evidente conflicto entre el gobernador y el congreso del estado, entre otros problemas, principalmente de gobernabilidad, dejan entrever que en Nuevo León, mayoritariamente, se deja la política a los políticos.

Pero, precisamente, para este tipo de situaciones es que se necesita de una participación ciudadana. Y no solo para el reclamo de una exigencia constitucional, como es el ejercicio de la soberanía, sino también para dar forma a una vida política característica de una entidad libre; un reflejo de lo que el federalismo debe de ser.

De otra forma, solo se tienen resultados similares como acaecen en otros rubros importantes. Por ejemplo, la cultura de la denuncia, en el país, suele ser escasa.
Y sin embargo, la autoridad involucrada no da abasto.
Pero, independientemente de las causas que originan esta problemática, las instituciones del estado no están preparadas para atender las necesidades ciudadanas.

En política, esto último es lo que genera la ingobernabilidad. Y ese es el punto. Nuevo León, actualmente, por increíble que aparezca, vive en estado de ingobernabilidad.

Pero, ¿cómo es eso posible en una entidad donde la participación ciudadana es escasa; donde se piensa, erróneamente, que el deber cívico se cumple en un acto cada 3 años, o bien, que da igual cumplir con ese deber; donde la política se deja a unos cuantos?

Quizá sea porque se cree que en Nuevo León se tiene ya todo, a pesar que la evidencia diga lo contrario, ya que la mayoría de nuestras instituciones no están preparadas para lo que se supone están constitucionalmente facultadas.

Véase lo que ocurre con los poderes del estado: existe una disputa grave entre el gobernador y el congreso del estado que no beneficia en nada a los ciudadanos. O un poder judicial encabezado por alguien que carece de facultades para hacerlo.

Se tienen diputados que se preocupan más por hacer un juicio político al gobernador, porque este ha vetado a su candidato predilecto para dirigir la fiscalía general del estado, que precisamente encomendar tal empresa a alguien que pueda hacer bien el trabajo.

Un gobernador que se la pasa de viaje a Estados Unidos y a Europa, técnicamente, cada fin de semana, que preocuparse por las necesidades de los neoloneses, las cuales son bastantes, como: seguridad, movilidad o de varias decisiones que se consideran medidas recaudatorias.

Y bueno, un poder judicial que no muestra mucha preocupación por velar por la constitucionalidad del estado de Nuevo León. Sin embargo, así como la autoridad debe cumplir con un proceso de institucionalización, con el fin de cumplir con su deber, a los ciudadanos también les toca institucionalizar la participación ciudadana.

Querer opacar o rehuir de ello, solo muestra una inmadurez social, pues exigir lo constitucionalmente aceptable no significa ser un ciudadano conflictivo, el cual aún no ha aprendido a no quejarse o a agachar la cabeza, sino a hacer valer el estado de derecho.

Por esa razón, de nada sirve tener una Ley de Participación Ciudadana, si esta muy difícilmente puede llevarse a cabo. De ahí que se deba institucionalizar la participación de los ciudadanos.

Porque esta no se reduce a participar en las elecciones en turno, pues no solo basta con hacerlo, sino que es deber ciudadano también razonar el voto, con el fin de elegir la mejor opción; una que no solo sea un beneficio personal, sino general.

Todo esto y más, forma parte de la institucionalización de la participación ciudadana. Sin este proceso, será muy difícil identificar otro tipo de cuestiones, como conocer qué implica exactamente lo ciudadano, pues esto es un tanto más general que ser ciudadano (mayor de 18 años).

Por lo pronto, habrá que sumar esfuerzos para enfocarse en problemas políticos reales y no en rencillas políticas que, en realidad, son enfrentamientos personales.

Espacio de reflexión de Alianza Cívica Nuevo León


Carlos M. López Hernández

*Carlos M. López Hernández es miembro de Alianza Cívica Nuevo León A. C., institución con la que colabora como asesor jurídico.

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