Por Blanca Medina*
Hace una década, las redes sociales revolucionaron la forma de acceder a la información en México. Recuerdo que, como reporteros, nos veíamos obligados a escribir para el periódico y para la web, sin dejar de lado las transmisiones en vivo por Facebook, con el fin de ganar la primicia como medio de comunicación.
Con ello, el acceso a la información se diversificó, pues las audiencias se convirtieron, al mismo tiempo, en creadoras de contenido (en ese entonces los llamábamos periodistas ciudadanos). La prioridad de los medios pasó a ser la inmediatez, lo que llevó a publicar gran cantidad de información sin considerar las consecuencias.
Si bien el arribo de las redes sociales abrió la posibilidad de expandir pensamientos y nuevas agendas mediáticas, también impactó negativamente en la credibilidad de los medios de comunicación. Esta situación se agravó por factores como la polarización y politización de las noticias, el cambio en los hábitos de consumo de información, la crisis financiera de los periódicos debido a la transición digital y la descalificación gubernamental a los medios tradicionales.
Según el Digital News Report 2024 del Reuters Institute, apenas el 40% de las personas confían en la mayoría de las noticias. Ante esto, el informe Edelman Trust Barometer 2023 señala que los ciudadanos buscan cada vez más herramientas para distinguir información de calidad.
En una era donde la desinformación circula más rápido que la verdad, la Alfabetización Noticiosa, como parte esencial de la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI), se convierte en un compromiso urgente de los medios de comunicación para formar audiencias más críticas y conscientes mediante información precisa y comprobada.
Tal como señala la UNESCO, la AMI empodera a las personas al desarrollar en ellas la capacidad de acceder, evaluar críticamente e incluso crear información de manera ética y responsable. A través de la Alfabetización Noticiosa, los medios asumen el compromiso de ser más conscientes de su propia responsabilidad en la difusión de información y contenidos, pues son los primeros en cuestionar los temas, personajes y situaciones que deciden visibilizar.
De esta forma, la AMI se convierte en una herramienta para recuperar la credibilidad y en una oportunidad para fidelizar a las audiencias mediante el fomento de un diálogo más informado y participativo.
En un reciente informe del Instituto Poynter, titulado Values Rising: Trends and Traction in Journalism and the News Industry, se dio a conocer que, aunque el periodismo enfrenta grandes retos, está en un proceso de reinvención y adaptación.
En un entorno digital saturado de datos y desinformación, hoy los periodistas tienen la responsabilidad no solo de informar, sino también de educar a sus audiencias. En sus actividades diarias, deben asumir el compromiso de transparentar sus procesos y explicar cómo verifican sus noticias y quiénes son sus fuentes.
Solo si los medios asumen esta misión, podrán transformar el reto de la desinformación en una oportunidad para reconstruir la confianza de sus audiencias, mejorar la calidad del debate público y fortalecer las bases de la democracia al promover una participación ciudadana más activa y bien informada.
Hoy más que nunca, los medios de comunicación deben optar por un compromiso claro con la Alfabetización Mediática e Informacional para reivindicar su papel como garantes de la verdad en tiempos donde la credibilidad parece un bien escaso.
Fuente / Links:
- https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/es/digital-news-report/2024/perspectivas-del-publico-sobre-la-confianza-en-las-noticias
- https://www.edelman.com/trust/2023/trust-barometer
- https://www.poynter.org/onpoynt-report/
*Periodista, docente, doctoranda en Ciencias Sociales. Su trabajo de investigación está relacionado con la salud y el desarrollo humano. Coordinadora de la plataforma educativa de Verificado.