Por Pablo Pérez
No soy experto en marchas feministas como no soy experto en muchos otros de los temas que el periodismo puede cubrir, pero conozco a las expertas, reporteras y fotógrafas que hacen un gran trabajo documentando los distintos movimientos de nuestro país, las violencias sistémicas e institucionales que sufren las mujeres y cómo se han unido en colectivas de distintos tipos para luchar contra estas violencias.
Estas mismas periodistas me comentaron que la protesta del 25 de Noviembre se sentía “rara”, como que muy “aesthetic”… principalmente por la presencia de un equipo de cine con varias cámaras, un carrito eléctrico y mucho personal que al parecer estaba “organizando” a la gente para que marchara de cierta manera, acomodándoles para tener la mejor toma y aún peor, interrumpiendo y estorbando sin consideración el trabajo de las mismas fotógrafas y reporteras que llevan años documentando las muy legítimas marchas y protestas feministas de nuestro país.
El comentario en X/twitter de una de ellas fue demoledor: “Qué bonita su producción de marcha. Qué importa dañar un movimiento si se ve bonito en la peli”.
Al parecer efectivamente hay una producción documental en curso sobre el caso de una madre que lucha por justicia en el caso del feminicidio de su hija, producción supuestamente financiada por una plataforma internacional de streaming.
Antes que nada, el tema de los feminicidios debe ser tratado por todos los medios posibles, expuesto siempre con ética y respeto pero con el sentido de urgencia que la realidad nos exige.
Sobre esto y sobre la absoluta legitimidad de la lucha de una madre por justicia en contra de todas las barreras que ponen las instituciones del estado no hay ninguna duda.
También me queda claro que es normal que una producción que invierte muchísimo dinero en personal y equipo para filmar un movimiento intente obtener las mejores imágenes posibles.
Pero creo que quienes trabajan el género documental deberían tener muy claro que eso no significa que van a tener las imágenes que quieren sino solamente las imágenes que hay, así es la realidad, y la realidad no siempre es aesthetic
Porque, y creo que todas las personas que hacen documental deberían estar de acuerdo, si produces para la cámara algo que no existía antes, eso no es documentar. Si tu producción afecta de alguna manera negativa a las mismas organizaciones que pretendes documentar lo que estás haciendo es extractivismo para tu propio beneficio.
Y si tu trabajo eventual estorba y dificulta el trabajo de quienes normalmente trabajan ese tema estás desperdiciando la enorme oportunidad de mejor aprovechar su conocimiento y experiencia para enriquecer tu producción.
Y para lxs ejecutivxs de la plataforma de streaming que financian el documental: Si ya se dieron cuenta que los temas sobre la difícil realidad mexicana y las muchas crisis que vivimos son producciones que el público quiere ver. ¿Por qué no mejor comprar los derechos de alguno de los muchos, pero muchos, documentales sobre feminicidio, madres que luchan y madres buscadoras que han hecho directoras mexicanas en los años recientes?