Por Rubén Maza
El primero de diciembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida; en esta fecha es habitual ver a instituciones educativas, a la academia, los medios, la sociedad civil y al gobierno realizar diferentes actividades para conmemorar esta fecha, aprovechando para concientizar sobre la prevención, la detección y la no discriminación.
Sin embargo, de este tema debería hablarse todo el año y no solo ese día.
Pero, ¿por qué pareciera que es tan complicado hablar del VIH?
Desde su descubrimiento el VIH ha sido estigmatizado. Su relación directa con el ejercicio de la sexualidad lo ha llevado a ser considerado un tema tabú; en México por ejemplo, cada día 33 personas adquieren el VIH; esto quiere decir que cada año son 12,000 nuevos casos, de los cuales el 98.5% son por la vía sexual y justo aquí es donde encontramos la mayor resistencia de la sociedad para hablar del VIH ya que esto implica hablar directamente sobre su sexualidad, sus prácticas sexuales y lo que consideran su “intimidad”; sin embargo esta falta de diálogo abierto y directo sobre la sexualidad es lo que está limitando la prevención de la infección.
En estos años de trabajo me he encontrado con instituciones educativas en las que no nos permiten hablar sobre el condón, mucho menos enseñarlo o repartirlo, especialistas que recomiendan la abstinencia y guardarse hasta el matrimonio, mientras los aconsejados dicen que si pero la realidad es otra, padres que prefieren que su hijos se eduquen en el internet y no abordar temas sobre sexualidad, personas a las que les da pena, miedo, angustia y tantas emociones encontradas hablar sobre sexualidad y es que hemos construido el tema del sexo como algo de lo que no se debe hablar en voz alta, algo que debe ser tratado en secreto, escondidos, limitados y es justo ahí donde el riesgo y la vulnerabilidad se encuentran.
Hablar de VIH no debería ser un tabú, hablar de VIH no debería ser un tema que solo se mencione una vez al año y nunca más, hablar de VIH debería ser un tema constante; lamentablemente no existen campañas masivas de educación, de prevención; aun persisten los diferentes estigmas, la información errónea y con falta de rigor científico, esa doble moral que no permite que se hable abiertamente de la sexualidad, esa doble moral que hace que las personas no reciban la información adecuada.
Y entonces, ¿cuál es la reflexión? A 40 años del descubrimiento del VIH, creo que ya es hora de reconciliarnos con nuestra sexualidad, es necesario comenzar a perderle el miedo al condón, a usarlo, traerlo, comprarlos y disfrutarlo; debemos fomentar el hacernos la prueba de detección por lo menos una vez al año, perderle el miedo a hablar abiertamente, claro y directo sobre el tema; exigir campañas educativas, promover la más amplia participación e involucramiento de la sociedad, dejar de hablar del VIH sólo una vez al año y convertirlo en un tema de todos los días.