Por Deyra Guerrero
Una escena común del mundo contemporáneo son las personas que caminan con su botella de agua en la mano o la tienen donde están sentados para beber todo el tiempo, pero quizá lo hacen por las razones equivocadas.
Aunque tomar el vital líquido es un hábito saludable, si se realiza de manera excesiva y compulsiva puede tratarse de potomanía, síndrome en el que se obtiene una sensación placentera por una actividad en apariencia cotidiana, pero que sin límites (entre 8 y 15 litros diarios) es resultado de una enfermedad mental.
Obsesión o no, en torno al uso del H2o por parte del ser humano existen una serie de mitos que es importante aclarar.
Se habla de que se debe tomar mucha agua para adelgazar, pero los especialistas coinciden en que por si mismo su consumo no provoca que se baje de peso, mucho menos si no se acompaña de ejercicio y una dieta balanceada.
Un estudio realizado en la Universidad de Medicina de Dartmouth, en Estados Unidos, concluyó que no existen pruebas fiables de que la ingestión de dos litros de agua diarios tenga un beneficio específico para la salud.
Para una persona sana la sed debe ser la guía adecuada para tomar agua. ¿Cuánta? Dependerá de factores individuales como nivel de actividad física, edad, peso, estatura, temperatura ambiente en la que se encuentra y si se tiene algún padecimiento, entre otros. Es decir, no se puede generalizar.
Incluso tomar demasiada agua puede poner en riesgo la vida. El riñón puede filtrar entre 0.7 y 1 litro por hora y beber más de esa cantidad lo obliga a sobreesforzarse, lo que produce una disminución de los electrolitos, entre ellos el sodio, vital para el buen funcionamiento de músculos y órganos.
Por su parte, el Departamento de Dietética y Nutrición Humana, de la Universidad de La Trobe, en Melbourne, Australia, producto de una investigación afirma que se ha malinterpretado la recomendación de los dos litros de agua.
Nuestros dos litros de líquidos diarios deben incluir todo el café, té, jugos y otras bebidas, indica el informe publicado en Australian and New Zealand Journal of Public Health (Revista de Salud Pública de Australia y Nueva Zelanda).
No hacerlo de esta manera y excederse en la ingesta del vital líquido es inútil, sentencia, pues en estas condiciones el agua no causa ningún efecto de hidratación y sólo se diluye en la orina.
Al parecer el mito ha sido generado por la industria del agua embotellada en envases de plástico, por lo que habrá que tomar en cuenta la opinión de los expertos y no basarse sólo en la mercadotecnia.