Por Pablo Pérez*
Estuve pensando en cómo aprendemos matemáticas, con frijolitos primero, después sumas y restas sencillas con los dedos para llegar finalmente hasta el cálculo diferencial e integral, o quedarse a la mitad del camino si estudiaste periodismo (yo sí llegué hasta el final).
Eso porque me llama muchísimo la atención el esfuerzo enorme que hacen los actores políticos en simplificar los problemas sociales a sumas de frijolitos y lo peor es que unos los hacen con frijoles y otros con manzanas.
Pongamos como ejemplo el asunto de la refinería de Cadereyta, Nuevo Léon; mientras un lado del espectro político dice que hay que cerrarla porque contamina el otro denuncia que: “quieren entregar la energía del pueblo”.
Queda claro que los primeros no están tomando en cuenta que de la refinería de Cadereyta dependen económicamente cientos de familias (e indirectamente puede que varios miles); se habla de reformar la refinería para que produzca otro tipo de energéticos (sin especificar cuales) y sobre todo, convenientemente olvidan mencionar a Ternium, Cemex o el resto de las empresas que son también responsables de la contaminación de la Zona Metropolitana de Monterrey.
Del otro lado, el presidente nuevamente se mete a la campaña recordando a Lázaro Cárdenas, porque aparentemente la historia es más importante que la salud de casi 6 millones de mexicanos que viven en la ZMM y la candidata del oficialismo dice que hay que hacer un “inventario de emisiones” (análisis que ya se ha hecho por muchos años en el estado) antes de tomar cualquier decisión.
Parece que no toma en cuenta el ranking de las 10 ciudades más contaminadas del mundo, que la pésima calidad del aire requiere acciones inmediatas en una ciudad de las más contaminadas del país y tiene seis municipios de la ZMM en este listado mundial.
La niñez regiomontana necesita respirar aire limpio ahora, no cuando se repitan los estudios que ya han hecho expertos neoloneses e internacionales. Y claro, Sheinbaum tampoco habla de las otras grandes empresas contaminantes.
Todos están viendo una parte del problema y ofreciendo soluciones sencillas con frijolitos. Propuestas más orientadas a obtener las simpatías de un electorado (dudoso en el caso de la oposición o cautivo en el caso del oficialismo), que a resolver los problemas urgentes de una ciudad que ya sufre la carencia de agua, mala planeación urbana y varios sexenios de administraciones prácticamente ausentes.
Yo por fuera, veo las propuestas que desde hace muchos años vienen haciendo los expertos sobre las acciones que se deben tomar, acciones complejas en las que dicen es indispensable que participen y se comprometan tanto el gobierno como las empresas para cumplir las reglas vigentes sobre emisiones de contaminantes y que implican de ambos sectores, una buena inversión monetaria y de personal de supervisión (y para evitar la corrupción) que plantee un piso parejo para todas las empresas del estado.
Y lo mismo con las problemáticas de vivienda, de transporte, del agua, medio ambiente, de justicia o energéticas…
Pregunto, si hay tan buenas propuestas de quienes llegaron a las matemáticas complejas para resolver esos problemas (cómo siempre nos recuerdan que hizo la candidata de Morena). ¿Por qué solo nos ofrecen soluciones calculadas con frijolitos?
Pablo Pérez (@paperjourno) es periodista y productor audiovisual, de niño quería ser parte de la tripulación del Capitán Cousteau. Estudió Ingeniería Bioquímica, es ganador de un Premio Nacional de Periodismo que lo usa como tope de puerta, es contador de historias y muy crítico de narrativas engañosas.