¿Cuántas veces no hemos escuchado de un fumador decir que “se echa un cigarrito” porque le ayuda a tranquilizarse? Pues esta afirmación es totalmente falsa.
Está comprobado científicamente que el tabaco no tiene propiedades relajantes, puesto que es un estimulante. La aparente sensación de “alivio” que se siente al fumar un cigarro se debe a que ayuda a calmar los síntomas de abstinencia producidos por la falta de nicotina en el cerebro.
Autores de estudios recientes, de diversas universidades, incluyendo las de Cambridge, Oxford, Southampton, y el King’s College de Londres, del Reino Unido, han llegado a la conclusión de que la muy extendida creencia de que fumar permite percibir menos estrés, es una mentira.
Incluso, las investigaciones apuntan a que fumar provoca ansiedad, aunque ésta no sea percibida temporalmente por los efectos del “alivio” del síndrome de abstinencia.
Por separado, un nuevo estudio realizado por la Fundación Británica del Corazón mostró que las personas que fuman son un 70% más propensas a padecer depresión y ansiedad, comparadas con las que no fuman.
El último trabajo en laboratorio, dado a conocer pública e internacionalmente por el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, indica que el consumo del tabaco puede aumentar la sensibilidad ante el estrés.
El análisis se hizo en ratones, entre quienes evaluaron el nivel de estrés social, el cual se incrementaba al activar en los roedores el receptor de nicotina, según se publicó en la por la revista científica Molecular Psychiatry.
Entonces, la próxima vez que alguien te comente que fumar es algo que necesita para relajarse, ya sabes qué decirle, o compártele de una vez esta nota para sacarlo de su error.
Y si quien lee este texto es quien acostumbra ir por la vida con cigarro en mano, la información proporcionada es otra buena excusa para dejar el vicio.