Por Leslie Orozco
Sólo el 2% de las noticias a nivel nacional posiciona a las mujeres como el centro de la información, y de dichas menciones la mayoría están relacionadas a violencia, salud y sistemas laborales excluyendo decisiones económicas, políticas o de investigación, esto de acuerdo al informe de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC).
En el estudio Tratamiento de la Violencia Machista en los Medios, donde se analizaron 361 noticias y 17 medios de comunicación del Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP), resaltó la falta de cobertura de temas relacionados a la violencia de género y a la brecha de cobertura desde una perspectiva de las mujeres.
Debido al confinamiento por la pandemia provocada por el Covid-19 la violencia y el feminicidio aumentaron; la cobertura periodística de estos hechos pudo visibilizar y brindar información sobre estas problemáticas sin embargo, existieron muy pocos espacios para estos contenidos en los medios de comunicación.
Mujeres: poca visibilización en los medios
En la pandemia y ante la emergencia sanitaria, existió muy poca cobertura de investigadoras del Covid-19.
De esta escasa información publicada, el 44% fue realizada por mujeres periodistas, que colocaron en los medios el doble de campañas de prevención de la violencia, que corresponde en un 11%, en comparación con el 4% de los hombres.
Las profesionales de la comunicación también elaboraron la mayoría de noticias con enfoque en la construcción de la paz, donde el 9% de las reporteras tuvieron mayor cobertura frente al 5% de los reporteros.
En el análisis tambén se concluyó que el 6% de las notas fueron sexistas, de estas sólo el 14% fueron escritas por mujeres, el 41% por hombres, y por otro lado, el 45% fueron firmadas por la redacción.
Acorde al estudio, se encontró que existe una carencia importante en el género de periodismo de investigación, pues un 83% de los textos fueron notas informativas. Mientras que de las pocos investigaciones periodísticas, las mujeres publicaron 10% de los reportajes frente a 5% de los reportajes escritos por hombres.
CIMAC añade que un resultado positivo es que los agresores dejaron de ser el centro de la noticia y las víctimas tomaron su lugar, pues fueron consultadas como fuentes de información en 42 por ciento.
Respecto a la cobertura periodística, ésta estuvo marcada por falta de investigación, el sensacionalismo y la espectacularización de la violencia, además, mucha de las notas estuvieron ligadas al celebridades de las redes sociodigitales o personajes de la farándula, debido a la popularidad o focalización de los casos.
Los casos de feminicidio estuvieron presentes en un 41% de la agenda, pero fueron presentados como casos aislados, sin seguimiento en un 47%, mientras que el resto de las noticias (12%) abordaron las acciones para atender la violencia.
La situación de las mujeres en México
El informe menciona que la pandemia agravó los delitos de violencia contra la mujer, pues anterior al confinamiento 1 de cada 3 mujeres era víctima de violencia de género.
Ante la llegada del Covid-19, en marzo de 2020, el número de emergencias 911, recibió 26 mil 171 llamadas por parte de mujeres, un aumento del 60 por ciento.
Por otra parte, se menciona que de acuerdo a la CEPAL, México es el segundo país más peligroso para las mujeres, tan sólo en los primeros cinco meses del 2021, el feminicidio aumentó en un 7.1% durante 2021.
CIMAC agrega que el gobierno tiene una gran influencia en la percepción de la problemática, pues funcionarios como el presidente Andrés Manuel López Obrador, desmeritaron el incremento de las llamadas a los servicios de emergencia, agregando que el 90% de las llamadas son falsas.
Aunado a esto, la organización señala que el gobierno no ha elaborado planes efectivos para prevenir la violencia contra la mujer y validar sus derechos, donde se deben de incluir acceso a la educación, trabajo y salud.
En su artículo quinto, la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, establece que es responsabilidad de los Estados el modificar y eliminar conductas, así como patrones socioculturales que estén basados en la idea de la inferioridad de las mujeres e ideas patriarcales.