ÁGORA
Por Martín Carlos Sánchez Bocanegra
La forma en la que se atiende la reinserción social es sustancial para prevenir la delincuencia. Más allá de que sea vista como un aspecto de manifestación del conflicto comunitario, es necesario verla como una nueva oportunidad. Así, las personas que egresan de prisión tendrían más alternativas para encontrar un lugar productivo y aceptable dentro de la sociedad.
Por un lado, habría que hablar de los desafíos dentro de lo que es la planeación de seguridad y la prevención de la violencia y delincuencia. Dentro de los que se debe contemplar siempre lo que tiene que ver con prevención terciaria, es decir, los servicios pospenales.
Es evidente que la reincidencia en Nuevo León es muy alta y en gran medida es a causa de que las personas que cometen un delito por primera ocasión no son atendidas adecuadamente. El sistema solo se enfoca en la sanción, pero no en el tema de cómo regresar a las personas de una manera saludable, productiva y transformadora a la comunidad.
Las personas en estos contextos y sus familias afrontan más problemas una vez que obtienen su libertad. Tienen más deudas, más conflictos por resolver y es muy probable que recaigan en las situaciones que les llevaron a delinquir por primera ocasión.
En los análisis que hemos realizado desde Institución Renace A. B. P. detectamos que más del 50 % de la población penitenciaria que tenía derecho a un beneficio había reincidido, siendo este un factor para que se le negara el derecho a la libertad.
Si esta tasa de reincidencia no se disminuye por lo menos a la mitad estamos hablando de que estas personas van a pasar muchos años de su vida productiva en la cárcel; dejando en orfandad a sus hijos, quienes sufren un problema de marginación, de estigma y de violencia que hace que el ciclo de delincuencia se siga perpetuando.
Como sociedad somos corresponsables de que las personas en conflicto con la ley y sus familias tengan oportunidades. Y con ello evitar que se encuentren en reclusión por periodos prolongados, que escalen a otro tipo de delitos y que la delincuencia se haga más compleja.
El estigma también es otra gran barrera a la que se enfrentan. Por lo general, se tiene una percepción errónea de las personas que enfrentan procesos penales, lo que conduce a la discriminación y la exclusión laboral y social que les impide desarrollarse libremente.
Además de políticas públicas enfocadas en la reinserción, se requiere un programa gubernamental al que se designe el presupuesto suficiente para que se pueda llevar a cabo con éxito para la comunidad.
Los retos a los que se enfrenta Nuevo León en materia de reinserción social requieren voluntad política y seguimiento del Gobierno entrante, pues es preciso aterrizar y concretar las acciones a realizar para hacerles frente.
ÁGORA es un espacio de reflexión del Consejo Nuevo León