ÁGORA
Por Jorge Mario Vásquez
Muchos factores intervienen en los efectos de la actual crisis sanitaria y económica, especialmente si el COVID-19 se prolonga por varios meses en 2021. Los efectos sociales y económicos que resulten de la actual emergencia se experimentarán con diferente intensidad y duración en cada entidad federativa.
Al respecto, una de las preguntas relevantes es cómo la composición del presupuesto público de Nuevo León y el manejo de su margen de maniobra influirán en la capacidad para seguir enfrentando la emergencia y lograr una rápida recuperación económica a partir de 2021.
La composición del presupuesto de un Estado es relevante. La proporción de cuántos recursos estará recibiendo una entidad de parte de la federación en 2021 y cuántos estará generando por cuenta propia indicaría, en principio, si experimentará una recuperación económica más lenta basada principalmente en recursos propios, o si será una recuperación más rápida, al contar con recursos federales.
Todo indica que Nuevo León en 2021 deberá basarse principalmente en sus propios recursos. Esto implicaría que, si fuese tarea solo del Gobierno estatal, la recuperación sería definitivamente más lenta que si contara con más recursos federales.
Aunque es deseable y muy necesario que haya proyectos financiados desde la federación este año, Nuevo León cuenta con un sector empresarial que podría contribuir grandemente a la mejora generalizada de la economía estatal desde los primeros meses.
De hecho, el impuesto sobre nóminas pagado por las empresas en el estado se mantuvo en 2020 con un comportamiento más favorable de lo que se hubiese esperado.
Estados con un mayor nivel de gasto público orientado a la inversión pública hasta antes de la crisis tendrán mayor margen de maniobra, o de dónde recortar, en comparación con aquéllos cuyo gasto en inversión ha sido menor. Nuevo León en 2021 seguirá enfrentando un muy acotado espacio para ejercer su gasto público, con un gasto en inversión de 6.6 % como proporción de su gasto total.
Por tanto, en caso de ser necesario, recortes como los realizados en 2020 deberán hacerse en rubros del gasto corriente. En caso extremo, al que nadie quisiera llegar, sería suspender pagos a proveedores para redireccionar recursos a gastos más urgentes y prioritarios asociados a la pandemia.
Por otro lado, las decisiones sobre los ingresos y gastos que los Gobiernos estatales están tomando en estos momentos que los recursos son más escasos serán clave para seguir enfrentando la crisis y para determinar la duración y calidad de la recuperación económica.
Es muy distinto recuperarse con una base de impuestos amplia y dependiente de impuestos al ingreso o la propiedad, por ejemplo, que hacerlo con una base de impuestos reducida y dependiente de impuestos al consumo.
En este aspecto Nuevo León tiene una ventaja que la mayoría de las otras entidades no tiene. Gracias al compromiso de su sector empresarial y a las acciones de recaudación de parte de la Tesorería estatal, la situación que guardan los ingresos estatales es relativamente más robusta que en otras entidades, con todo y la tremenda reducción de ingresos que se registró en 2020. Si bien la contracción de los ingresos en 2020 fue drástica, la recuperación de la recaudación de Nuevo León no partirá de cero.
En todo caso, y para no comprometer el futuro del estado, deberán darse señales claras de mantener el compromiso en favor del balance, es decir, un equilibrio entre ingresos y gasto.
ÁGORA es un espacio de reflexión del Consejo Nuevo León
Economista con amplia experiencia en finanzas públicas. Ha sido analista de política pública en la OCDE en París; asesor del Secretario de Finanzas del Estado de Oaxaca; director de Análisis de la Hacienda Pública en la Secretaría de Hacienda; y actualmente coordinador de Finanzas Públicas del Consejo Nuevo León.