Por Alejandro Castillo*
31 de Julio de 2020
(A casi 5 meses de que el virus SARS-CoV-2 fue declarado pandemia)
7:30 Llego al hospital. Todos con cubrebocas, alcohol gel por todos lados, saludas “con los ojos”. Platicas de lejos, la mayoría con uniforme quirúrgico.
7:40 Me tomo un café, una barrita. No mucha agua ya que me darán ganas de ir al baño.
7:50 Voy por el EPP (equipo de protección personal). Gorro, botas, goggles, tyvek (overol con cachucha), mascarilla, dos pares de guantes, bata desechable. También me dan una pijama para encima de mi pijama.

8:00 Adentro hay médicos que entran antes. Ya tienes todo, y ¡a darle! Mientras, saludas a todos.
8:05 Le pongo una cinta a mi uniforme con marcador que diga: Dr. Castillo. Así nos reconocemos todos.
8:10 Voy por el censo. Días buenos: 20, días malos: 80 pacientes. Varios tubos. Muchos.
8:15 Nos repartimos el trabajo entre los médicos que llegamos a entrar. Muchos no.
8:20 Empiezo a tomar las gasometrías. Busco la heparina. Preparo las jeringas. Algunas veces ya con heparina, algunas veces de insulina. Comienzo a llenar las órdenes de las gasometrías. Nombre, edad, diagnóstico, temperatura y fio2 (fracción inspirada de oxígeno). Rotulo las jeringas.

8:40 Inicio con los pacientes intubados. A veces a la primera me da la muestra. A veces están muy “hinchados”, te tardas un poco más. A veces braquial, a veces femoral. Las líneas arteriales no las usamos mucho. Sí me llego a tardar media hora o más.
El EPP estorba, pesa.
Después de las gasometrías, a revisar a los pacientes intubados. El ventilador lo dejo al último, ya que me lleguen los resultados de las gasometrías.
Puedes pasar una hora viendo las curvas, las presiones, cálculos de todo; fórmulas aquí y allá. Ajustas sedación.
Cuesta demasiado sedar a los pacientes con SIRA (síndrome de insuficiencia respiratoria aguda) severo por Covid, así como influenza. propo, mida, fenta, dexme (Propofol, Midazolam, Fentani y Dezmedetomedina).
Les tenemos que poner relajante muscular. Después de eso: calcular balances, pérdidas insensibles (fiebre, ventilador y demás).

Empezamos con cara…¿Conjuntivitis? Mucosa oral.
Secreciones en cánula. Cuello, catéter, permeabilidad, ¿Eritema?
Sigue el estetoscopio. ¿Norepi? ¿Dobuta? ¿Levosimendan? ¿Vasopresina?
Volteo a ver el monitor…Los lentes ya se me están empañando. Ya estoy sudando con el EPP.
Revisas sonda Foley, dieta, evacuaciones, sangrado, fiebre, todo. Revisas indicaciones, corriges, firmas. ¡Y ya! Primer paciente intubado listo.
Al mismo tiempo, te quitas la otra bata y el tercer par de guantes solo por haber estado con ese paciente. Obvio, ya hubo alcohol.
Mis compañeros hacen lo mismo. Tenemos que abarcar todos los pacientes graves.
Ni sé qué hora es.
10:30 (Creo…) Apenas llevo dos intubados, me faltan tres. Llego con el tercero. Está chocado. Está desaturando. Tiene fiebre de 39 a 40 grados. Tiene glucosa de 300…
Entre las 11:00 y 11:30 Termino con el paciente «chocado». Aún falta un paciente con ventilador. Misma rutina con todos: cambio de bata, guantes, alcohol. Creo que, por quinta vez, se me empañaron los lentes…
Se pone un paciente no intubado grave, perdón, no uno, sino dos.
11:45 A intubar de nuevo. Preparas todo. El anestesiólogo está intubando a otro. No hay más equipo por que la mitad del personal del hospital está de incapacidad. Sedación, analgesia, relajación.
Hoy me tocó un paciente de 130 kilogramos, 35 años. Vía aérea difícil. Mucho.
Lo logramos…

12:40 Ya dejamos estable al paciente intubado grave de 130 kilos. Creo que me suda todo. Doy gracias al equipo que me ayudo a intubar. Nos vamos con el otro grave que falta.
1:00 Comenzaré a hacer notas. Hoy las haré a mano. ¡Ya no tengo tiempo!
1:30 Acabo las notas. Todos con SOFA (Sequential Organ Failure Assessment), Apache (Acute Physiology And Chronic Health Evaluation II), neumonía atípica, SIRA severo. Parámetros.
Es hora de dar informes. Agarro el teléfono y empiezo a marcar. Algunos contestan otros no. Todos lo mismo: hoy está muy grave su familiar. Probablemente fallezca. Se oye llanto

13:50 ¡Me tengo que salir ya! A veces va subiendo un ingreso a esa hora. A veces tranquilo, a veces intubado.
¡Momento! El paciente grave del fondo está mal, cardiaca de 160, saturando al 60, de un momento a otro. Corremos con el EPP. Vamos a intubar, entra en paro…No lo pudimos alcanzar. Fallece. Obesidad, tabaquismo, diabetes, hipertensión, apnea del sueño. Así, así de rápido se murió.
Y yo ya iba de salida…Y otro compañero apenas entraba.
14:05 Retiras el EPP. Todo “un rollo” quitarlo. Tiras todo. Te lavas por todos lados. Yo trabajo en otro hospital, no me da tiempo de bañarme a la salida. Otros se bañan ahí mismo.
La jefa de enfermeras ya me tiene agua. Me veo la marca del EPP. Despeinado, deshidratado.
Me despido de todos, voy al baño, tomo más agua y firmo mi salida. Me subo al carro. Tengo que ir al otro hospital… Al manejar, me lamento por la persona que murió. Unos minutos de tristeza.
De pronto, algo que veo me devuelve a la realidad: una señora y su hija cruzaron la avenida, estando el puente a unos metros, sin cubrebocas, padecen de obesidad y van con una coca en la mano. Y todavía se enojan.
Sigo mi camino al centro médico. Allá, también hay más pacientes que me necesitan.
Fin de mi primer turno.
Editado por: Deyra Guerrero
*Nota de la editora:
Basta entrar al twitter de Alejandro Castillo para comprobar que no se trata del típico doctor que aparece en los carteles: con canas -para simular experiencia-; totalmente pulcro e intachable en bata blanca -según los estándares de parte de la sociedad-, siempre con sus emociones bajo control y en permanente templanza, al menos en apariencia. Él rompe con todas esas etiquetas y escribe su propia crónica cada día.
Al principio de la pandemia dormía en una hamaca, afuera de su casa y hoy vive solo, lejos de su familia, por precaución, pues en junio ya fue sospechoso de Covid-19. Rebelde con causa, lanza todo el tiempo en sus posts retos-acertijos de casos médicos y discute las respuestas con quienes interactúan con él.
No se detiene al expresar lo que siente y en callar con argumentos científicos -y a veces con una que otra grosería- a quienes desinforman sobre supuestas curas “milagrosas” para el coronavirus, como el dióxido de cloro y algunas medicinas.
No es perfecto, ni lo intenta; es vulnerable y no lo oculta, pero es un héroe real, de carne y hueso, como la mayoría del personal médico que arriesga su vida a cambio de una simple petición: “cuídate y quédate en casa”.
*Alejandro Castillo (@MediCasos) es Internista en el Hospital General (por las mañanas) y en el Centro Médico (por las tardes) | Defensor de los derechos de los médicos | Amante de los animales. Enseño medicina en todos lados. Creador de @MediCasos y @Aprendiendoasermédico es como se define a sí mismo en redes sociales, en donde no tiene miedo de mostrar sus pasiones sin filtros: la medicina (ejercerla, capacitarse y dar clases), los tatuajes, el gimnasio, videojuegos, anime, pero también recolectar donaciones de equipo o alimentos para hospitales que han tenido carencias durante la emergencia sanitaria, incluidos los dos en que trabaja.