Llega El Mes del Orgullo y llegan los recuerdos de Stonewall; pero yo siempre he dicho que alrededor del mundo hay muchísimos Stonewall; aquí, en Monterrey, mi ciudad, una ciudad que es la tercera más importante de mi país, México. La marcha nació a consecuencia de la violencia y la represión que se vivía por parte de las autoridades y el gobierno; por las detenciones arbitrarias a la comunidad LGB; las detenciones y violaciones a los derechos; las violaciones sexuales a las mujeres trans por parte de las autoridades. En cada parte y rincón del mundo hay un Stonewall, que no se nos olvide.
Siempre recordamos a las madres de la diversidad, señalando a Sylvia Rivera o a Marsha P. Johnson, pero hay muchísimas Sylvia Rivera alrededor del mundo. El reconocimiento que se les ha dado a las mujeres trans por parte de la diversidad sexual por ser las precursoras de una lucha no ha sido por benevolencia no tampoco la que se merecen, algunas perdieron incluso la vida, han sido violentadas y esas circunstancias han sido las que las llevaron a luchar por sus vidas y las de sus compañeras y compañeros; ese hartazgo de ser violentadas, pisoteadas, violadas y eso es lo que llevó aquí en Monterrey a esa lucha; esa lucha por los derechos humanos, por los derechos a la libertad; por el derecho al libre tránsito; por el derecho a la manifestación. Ese 26 de mayo del 2001, organizadas jóvenes con personas adultas fue como nació La Primera Marcha de la Diversidad aquí en Monterrey. Yo fui parte de esa marcha; mucha gente más joven o que no estuvo en esa marcha me pregunta ¿cómo fue? Y yo siempre les digo que era llena de pánico pues aun siendo muy joven, a los 21 años y viviendo en una sociedad hostil y violenta y haber vivido antes, es decir, previo a la marcha, violencia física, verbal y sexual por parte de las autoridades y la sociedad, pues era muy difícil; era muy difícil organizarnos y salir; salimos con miedo, salimos con rabia, salimos con incertidumbre de poder ser violentadas por parte de las autoridades y con total impunidad; con la legitimidad que les daba la sociedad; con la legitimidad que les daba la transfobia, la homofobia y la lesbofobia normalizada en las instituciones y el gobierno de aquel entonces.
Poco a poco hemos ido avanzando, no lo voy a negar; esa visibilidad que dio el 2001 permitió que hoy estemos por celebrar, por conmemorar y por reclamar nuestros derechos en el 2018; porque esta marcha si también es de festejo por los avances que hemos tenido por estar vivas, también es de reclamo por lo que no hemos obtenido y es que son 18 años que hemos pedido un matrimonio igualitario; es que son 18 años que hemos pedido un alto a las detenciones arbitrarias a las mujeres trans, es momento en que las personas trans seguimos siendo indocumentadas en nuestro país, toda una vida pidiendo un alto los trans feminicidios, a los feminicidios, lesbo feminicidios y a la violencia sistemática que viven las poblaciones LGBTTTIQ en Monterrey, en el Estado y en todo el país y aún, creo yo, son pocos los avances que hemos obtenido.
En estos gobiernos, en el norte, mochos, conservadores, retrógradas, se niegan a legislar en base a la constitución y pareciese que traen la biblia cargando bajo el brazo para poder legislar mediante versículos de la biblia; y ese mismo pensamiento es el que genera violencia hacia estas poblaciones; esa misma ideología de conservadurismo que tienen algunos congresistas es la que ha llevado a que muchas mujeres trans pierdan la vida en las calles; a que muchas mujeres trans estén en las calles sin empleo, a que muchas mujeres trans sean corridas de sus casas; a que muchos hombres trans se suiciden o sean también excluidos de sus hogares, de sus empleos o de la escuela; esa misma violencia ha generado que muchas niñas y niños sean discriminados en las escuelas por tener dos mamás o dos papás o ser hijas o hijos de personas trans; esa misma violencia ha creado que personas trans no sean atendidas con dignidad, con respeto y con los mismos derechos en las instancias de salud; todavía tenemos muchísima violencia contra la cual luchar; todavía es mucha violencia con la que enfrentarnos cuando salimos a las calles. Vivimos en un estado que tiene alerta de género y que esa alerta de género nos atraviesa a todas las mujeres, seamos lesbianas, bisexuales o trans; vivimos en un estado patriarcal, cis patriarcal y machista; un estado cis sexista.
A partir de la marcha del 2001 se fueron generando movimientos que poco a poco fueron reivindicando el derecho a salir a las calles, el derecho al libre tránsito, el derecho a manifestarnos, el derecho a tomarle de la mano a tu pareja independientemente del género que sean ambos o uno; a reivindicar nuestras orientaciones y nuestra expresión de identidad de género; pero también ha generado nuevos discursos y no porque sean nuevos, sino porque les dio la posibilidad de que fueran escuchados.
Aunque fuimos nosotras las precursoras de las marchas alrededor del mundo, hemos sido las que menos gozos tuvimos a lo largo de la historia, pero es ahora el momento de reivindicar esas historias y esas voces, de darles voz, de permitirles a las poblaciones trans, intersex, a las poblaciones LGBT jóvenes, a las poblaciones indígenas que también son LGBT, a las poblaciones migrantes que también se identifican con la LGBT a las poblaciones migrantes que han sido echadas de otros países y tienen que venir a retomar su vida otra vez a este país que les vio nacer; a las poblaciones migrantes que vienen de otros países que buscan una nueva ciudadanía donde vivir y rehacer su vida porque el rechazo en sus países.
Esta marcha del 2018 tiene que ser reivindicativa, debe buscar la inclusión y las voces de todas y de todos; deben escucharse las voces de las putas, las jotas, las mariconas, las machorras, las marimachas, las vestidas, los jotos, las trans; todas las voces deben ser escuchadas para crear nuestros derechos desde la transversalidad, intergeneracionalidad, horizontalidad; si no tiene estas características no se puede llamar una marcha del orgullo.
Me llamo Sylvia y quiero decirte #SinNoso TransNo
¡Nos vemos en las calles!
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