ÁGORA
Por Meng-Ping Hsu
El 2022 marca el octavo año bajo la Agenda 2030, el gran plan de acción donde se identifican los objetivos y metas prioritarias que se deberán alcanzar hacia el año 2030 para avanzar hacia un desarrollo sostenible que beneficie a todos y todas, sin dejar a nadie atrás.
Aunque los avances no han sido insignificantes, las problemáticas asociadas a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que se plantean en este acuerdo continúan siendo retos importantes que han prevalecido obstinadamente a pesar de las estrategias implementadas, afectando negativamente la vida cotidiana de la mayoría. La pobreza, la longevidad de los conflictos armados y la crisis climática son solamente algunos casos preocupantes.
Además, la pandemia suscitada por el covid-19 ha agregado nuevas capas de complejidad a estas problemáticas.
El último reporte de “Progresos realizados para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible” publicado por la ONU indica que, a nivel global, en 2020 se sumaron entre 119 y 124 millones de personas más a la pobreza extrema, se perdieron lo equivalente a 255 millones de empleos de tiempo completo y 101 millones de niños y jóvenes se quedaron por debajo del nivel mínimo de competencia en lectura.
Esto sugiere que incluso las soluciones que previamente habían resultado efectivas deben ser replanteadas para atender las dimensiones que, si bien, anteriormente eran inexistentes o irrelevantes ahora constituyen puntos que requieren atención urgente.
Los estragos imprevistos que acarreó la pandemia son señal de las áreas de oportunidad en las fórmulas de solución utilizadas por los actores involucrados en el servicio público, en quienes, por su capacidad de impacto, recae la mayor responsabilidad para implementar acciones que impacten positivamente en los objetivos deseados.
Es evidente la necesidad de adoptar paradigmas flexibles para combatir los problemas tradicionales. Construir un mundo más justo, amable y equitativo para todos y todas, capaz de acoplarse de manera rápida a adversidades variadas requiere de soluciones creativas y colaboraciones sistemáticas que aseguren su permanencia y capacidad de respuesta en el largo plazo.
El Plan Estratégico 2030, elaborado por Consejo Nuevo León, promueve el fortalecimiento de alianzas y la alineación de esfuerzos; esto es relevante porque permite multiplicar sinergias y robustecer modelos que permitan responder de manera eficiente a las demandas de la sociedad. La construcción de espacios de colaboración multisectorial contribuyen a formar compromisos colectivos con base en intereses comunes.
Como lo destaca la razón por la que Consejo Nuevo León recibió el Premio de las Naciones Unidas al Servicio Público 2020, los sistemas integrados para el desarrollo sostenible son imprescindibles para mejorar la eficacia de las instituciones públicas, mejorar su transparencia y rendición de cuentas.
Este tipo de esfuerzos colectivos son vitales para lograr los pequeños y grandes cambios necesarios para transformar nuestro mundo de manera sostenible. El intercambio de opiniones y buenas prácticas entre actores diversos permiten forjar políticas públicas incluyentes, sólidas y abiertas, basadas en evidencia, que logren integrar la flexibilidad que requiere el dinamismo de nuestra realidad social y sus persistentes dificultades.